miércoles, 17 de octubre de 2012

TIRANDO MI BASURA: ASEO EL MUNDO




Ayer, mientras caminaba con una bolsa maloliente y pesada en cada una de mis manos,
percibí que estaba cansada, sintiendo una pesadez envuelta que entiesaba mis pasos,
más ignoraba lo que tenía, ¿porque este cansancio y desesperación que no me abandonaban?

Eran los bultos que llevaba, los que, además de algún otro insignificante detalle que alteraba en este momento mi equilibrio, me habían hostigado con su hedor desde hacía ya algún tiempo; consigna silenciosa que tenían sin que lo sospechara siquiera. 

La pestilencia de inicio ínfima, poco a poco había embarnecido sin que nadie lo notara, contando entre nadie a mi nariz, mi mente y mi cuerpo completo; ese tufo mezquino que irradiaba de cuanto deshecho y porquería había ido acumulando en aquel cesto, cual si fuera serpiente pitón se había ido enrollando rápida pero imperceptiblemente  en mi fumigado entorno, logrando su tarea ¡tan bien! que hasta me parecía que yo misma estaba cada vez más insoportable y hedionda.

Apreté mi pasos, el camino hasta llegar al camión de la basura aún era largo, sin embargo, luego de andar un buen trecho tuve que detenerme un momento depositando a las pestilentes en el suelo, aventé un suspiro al tiempo que tomaba una honda bocanada de aire, preparándome de nuevo para la ardua jornada, y reinicié el andar; a escasos tres metros mi pantorrilla lanzó un quejido rojo, estaba lastimada, la punta de un cuchillo viejo asomaba su rostro iracundo por el plástico roto, limpié torpemente la leve herida con mi antebrazo y continué resignada la marcha.

Luego de un rato, un montón de bolsas negras, entreveradas con algunas cajas desbordantes de suciedad , nos dieron la bienvenida. ¡Habíamos llegado! Mis sucias compañeras después de dos o tres demoradas, habían logrado llegar a su paradero, el destino para ellas... seguir rumbo al tiradero, a dónde ya no estorbaran ni dañaran el ambiente con su peste.

"El más sagrado de los lugares vive dentro de nuestro corazón, donde nacen los sueños y reposan los secretos, un refugio místico de obscuridad y luz, miedo y conquista, aventura y descubrimiento, reto y transformación. Nuestro corazón habla por nuestra alma cada momento de nuestras vidas. Escucha... mientras repite su rítmico susurro: co-mienza, co-mienza, co-mienza. De verdad es así de sencillo. Sólo necesitas comenzar... una vez más."                                                                                                                                                                      Royce Addington

Entonces todo fue muy claro para mí,  esa basura a cuestas era demasiada, apestosa... y muuuy pesada, y es así, exactamente así, como dejamos que se junten desechos, porquerías, sobrantes, y reminiscencias absurdas de memorias, afirmaciones, pensamientos, registros, y recuerdos malos, que día a día van llenando nuestro recipiente llamado Mente, junto con sus respectivos contenedores separativos, la Mente Consciente e Inconsciente. 

Y es así como de momento ya no podemos más, y los pasos se niegan a salir, y es entonces cuando queremos claudicar, dejarlo todo, tirar la toalla, desaparecernos y simplemente olvidarnos de todos y de todo, de ese todo que al mismo tiempo nos parece nada, pues qué tan poco nos importa en ese lapsus.

Es allí, el momento justo en el que debemos gritarle (de ser necesario) a nuestra apedreada mente, que: De decidir seguir cargando esa montaña de mentiras y desperdicio moriremos  aún cuando nuestro cuerpo siga respirando, tal como deambulan muchos muertos vivientes.

Es así, es ahora, cuando me veo decidiendo tirar toda mi basura, junto con toda la basura que por  la infinidad del tiempo he venido cargando y acumulando indebidamente, es ahora cuando me hablo muy fuerte y me digo: TE AMO, Y CON AMOR DIVINO LO HARÉ POR SIEMPRE.

Corto, arrojo, cancelo y libero ahora, al fondo del tiradero infinito:
  • Los registros que me separasen de mi fuente divina
  • Los pensamientos limitantes de mi poder inmenso
  • Las maldiciones ancestrales que viniese cargando
  • Los sentimientos y emociones que velan mi valía
  • Las memorias de dolor y soledad que me hubiesen acompañado. 
Y después de terminar de asear mi hermosa casa, junto sus brillantes instrumentos, mente, espíritu y cuerpo, sólo me restará decir a nuestro maravilloso dador: 
¡Gracias! Por las magníficas escobas que nos regalas, por el agua que nos baña, por el recogedor, por el jabón, pero por sobre todas las cosas, gracias por crear ese interminable tiradero en el podamos depositar la basura, como la que hoy mismo se fue, y la que estoy segura que un día de estos habrá de terminar en mí y todo los seres que amo, para no regenerarse jamás.

Te invito a hacer lo mismo, es innegable el exquisito aroma que tu entorno y el mío pueden expeler después de tan consciente limpieza, y conste que no hablamos del increíble efecto que ésta puede causar en ti. No lo olvides, la decisión y las llaves siempre son tuyas.

Agradeciéndote, por tu tiempo y por tu vida.

Shakti Sándria

2 comentarios:

  1. Que genial, te felicito por mostrar esto tan importante de una manera amena y llena de sentimiento.
    El único problema que veo es que, no se ve muy claro "donde" esta ese lugar (tiradero infinito) donde uno puede tirar los trastos viejos y mal olientes.

    ResponderEliminar
  2. Hola Alfonso:

    Antes que nada gracias por escribir. Tal y como lo dirían algunas señoras representantes de otra generación, al ser el primero en mandar un comentario a este blog "lo estás bendiciendo", ruego porque aquí, encuentremos juntos algo de paz y bienaventuranza.

    Por alguna razón las personitas que habían leído no se animaban a dejar su apreciación, deseo de todo corazón que contigo empiece a fluir la comunicación con otros seres; el Universo mismo lo está esperando.

    En lo que respecta al "tiradero infinito", ¿qué puedo decirte? sigamos compartiendo y aprendiendo, pues mi alma siente que así encontraremos en dónde está su paradero; lo único que puedo anticiparte es que ese lugar es tan espacioso que da para deshechar la basura de todos los humanos, y que, definitivamente no está en donde cada uno de nosotros estamos, salvo en los casos de los seres que desean seguir siendo contenedores ambulantes.

    Te amo y gracias por compartir conmigo tu espacio.

    ResponderEliminar